Con la venta en 275 mil dólares, poco más de 155 millones de dólares de pesos, a una empresa de capitales peruanos -que lo desarmará para venderlo por separado como chatarra y piezas al sector naviero-, se cierra el capítulo de uno de los barcos más emblemáticos del último tiempo que hayan pasado por las costas ariqueñas: el "Nativa". Dentro de sus instalaciones, se descubrió el 16 de enero de 2000, luego de un minucioso seguimiento internacional, cerca de 9 toneladas de clorhidrato de cocaína de alta pureza, avaluada en cerca de 500 millones de dólares, pasando al historial policial como el decomiso más importante registrado en nuestro país.

La historia de este decomiso se remonta a semanas antes del descubrimiento de la droga en Arica. La operación de búsqueda de la cocaína comenzó con una alerta que lanzó la DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos) a las policías de Sudamérica, precisando que por el continente navegaba el "Nativa" con un cargamento que, presumían, podría ser de cinco toneladas. Apenas ingresó al Océano Pacífico, a través del Canal de Panamá, el barco fue interceptado y rastreado a través de un satélite de la propia DEA, para saber el curso de navegación y el posible destino que tenía el cargamento.

En Arica

Apenas ingresó a aguas chilenas, el "Nativa" fue abordado por personal de la Armada en una operación efectuada en alta mar. El barco fue traído al puerto de Arica en medio de un desconocido dispositivo de seguridad que incluyó el cierre de todos los accesos de seguridad. Ese día, ni siquiera los trabajadores portuarios sabían qué era lo que pasaba, pero comenzó a trascender que la nave traía droga, sin saber el millonario monto. La recalada se produjo el viernes 14. En sólo minutos, la autoridad naval ordenó una "revista de fondo" y efectuó, junto a personal de Aduanas y del OS-7 de Carabineros, una exhaustiva revisión.

Dos días después, a las 20 horas y a sólo minutos de ordenar la suspensión de la búsqueda, se había dado con el cargamento. El barco tenía una tripulación de 20 personas: el capitán Amílcar Avila, de nacionalidad peruana, otros tres operarios de esa misma nacionalidad, un alemán, tres colombianos y once ucranianos, que quedaron detenidos y a disposición de los tribunales locales, que comenzaron a investigar esta red mundial de narcotráfico.

Paso a paso

El "Nativa", un antiguo buque yugoslavo construido el año 1981 y que era utilizado para el embarque de acero y piezas metálicas, zarpó desde la bahía Selénica de Montenegro el 13 de diciembre de 1999. Tras declarar ante el magistrado del Primer Juzgado del Crimen de Arica, Jorge Quiñones, la tripulación contó cuál era la ruta de la droga. El colombiano Federico Przbylla declaró en el proceso que llegando a Panamá fue llevado por unos sujetos hasta un lujoso Club de Yates donde le notificaron que debería seguir viaje. Aunque en un comienzo manifestaron desconocer que el barco llevaba droga en su interior, el resto de la tripulación contó en el tribunal que sabían del embarque.

Bajo un fuerte despliegue policial, la droga fue incinerada en Gallinazos dos días después de ser descubierta en la nave.

Durante el transbordo de la droga, 131 millas frente al cabo de San Lorenzo, en la costa de Ecuador, el capitán Avila permaneció en el puente de mando, mientras las instrucciones las daba el colombiano Federico Przbylla, quien el 8 de enero asignó a cada tripulante un rol en el transbordo. Los hermanos Daniel y Juan Cuero perforaron el primer sansón izquierdo del barco, donde se ubica el soporte de una de las grúas ubicadas a babor. Mientras dos de los once ucranianos operaron máquinas de acuerdo a la maniobra, el resto transportó los bultos de droga. A través de la radio, recibían instrucciones de Przbylla. Los tripulantes, salvo los dos maquinistas, el capitán y la cocinera, trabajó en esa oportunidad. Tres horas se tardaron en el trabajo, hasta que los hermanos Cuero acomodaron la droga en el primer sansón izquierdo. Alguien les gritó ¡son 380 paquetes! y la nave desapareció en el mar.

En el fallo de primera instancia, se dictaminó que dos tripulantes fueran condenados a 12 años, el capitán a 10 años y el resto a 8 años. Sin embargo, tras la apelación, la Corte de Apelaciones aumentó las condenas para la mayoría de los tripulantes.

Actualmente, los tripulantes cumplen condenas en el Complejo Penitenciario de Acha. De ellos se sabe que los ucranianos usan sus horas diarias trabajando en la sección de mecánica automotriz, mientras que el resto labora en otras áreas del complejo penal.

A punto de hundirse

Han pasado poco más de cuatro años desde el histórico decomiso del cargamento. Durante el transcurso de estos años, la suerte del "Nativa" no ha estado exenta de polémicas, de anuncios ministeriales y hasta del grabaciones para programas de televisión.

El miércoles 29 de mayo de 2002, el "Nativa" dio su primera señal de hundimiento. Una inspección efectuada por funcionarios de la Armada detectaron que la sala de máquinas se estaba inundando, quedando el barco literalmente sentado de popa. Funcionarios de la Gobernación Marítima debieron trabajar a contrarreloj para que el barco no se hundiera.

El "Nativa" se negó a desaparecer. Tenía que pasar a la gloria y ser registrado nuevamente por las cámaras de televisión. Esta vez fue el turno del programa de TVN "Enigma", conducido por Guillermo Muñoz, que vino a la ciudad y en la cubierta de la nave recreó la historia policial de esta nave, en especial cuando fue descubierto el decomiso de droga el 17 de enero del 2000.

Si la erosión que habría provocado el peligro de hundimiento hace dos años no pudo acabar con el barco, una nueva amenaza apareció hace tres meses.

En diciembre del año pasado, aprovechando la visita a Arica para inaugurar viviendas sociales, el ministro del ramo Jaime Ravinet anunció que el buque iba ser hundido porque nadie quería adquirirlo. Esta decisión causó un inmediato rechazo en las autoridades de la zona, entre ellos el alcalde Carlos Valcarce y el senador Jaime Orpis. El propio ministro Ravinet confirmó al día siguiente a este medio que se llamaría a una licitación internacional para adjudicar el barco y, si no prosperaba, sería hundido.

Dicho y hecho. La empresa peruana Tradi S.A. presentó la mejor oferta y en los próximos días remolcará la nave al puerto de Pisco, donde será desmantelada y vendida en partes a una empresa de Arequipa parra convertirlas en fierro. De esta manera, en las próximas semanas finalizará la historia de este barco; el protagonista del octavo mayor decomiso de droga a nivel mundial y que pasa sus últimos días en la costa ariqueña.
 
Fuente: La Estrella de Arica