Puerto de Coquimbo: Uno de los últimos elefantes estatales

La tendencia nacional -y quizás mundial- es a privatizarlo todo. En la Cuarta Región, la luz y el agua ya han sido traspasados a manos privadas. Esta semana, los trabajadores portuarios se tomaron las oficinas de administración de la empresa, en un incidente que pareció menor. Dijeron que fue para solidarizar con sus colegas de Arica. No obstante, detrás de ese accionar había un innegable cuestionamiento al sistema y a su funcionamiento.

Nos dijeron que había una toma de las oficinas de administración de puerto de Coquimbo y salimos corriendo. Nos imaginábamos barricadas y violentos enfrentamientos con la policía. Y no porque nosotros quisiéramos eso, sino que porque esas imágenes son las más recurrentes cuando hay movilizaciones de los trabajadores portuarios, tanto en la Quinta como en la Octava Región.

Pero aquí, por suerte, el panorama era otro. Un grupo de trabajadores del sindicato que en total conforman 17 personas, se había tomado efectivamente las dependencias de la administración de la Empresa Portuaria de Coquimbo, pero era una acción tranquila, sin violencia y sin altercados de ningún tipo.

Los operarios señalaron que la movilización obedecía a un acto de solidaridad con sus compañeros de Arica, por la privatización de dicho puerto, la cual no contemplaba beneficios sociales para los que iban a salir de la empresa. Pero más allá de eso, había en el ambiente una sensación de disconformidad con la actual administración del terminal marítimo coquimbano.

Lo cual se confirmó cuando apareció en escena el alcalde, Pedro Velásquez, quien, además de señalar que venía a solidarizar con los trabajadores, hizo público un discurso que era más bien interno: El actual directorio ha sido ineficiente y las autoridades regionales y nacionales debieran revisar esta situación.

¿Qué hay de cierto en todo esto?, porque a la luz de las cifras, el puerto ha sido bien evaluado. ¿Cuál es el grado de compromiso de los actuales directores con la empresa?, y seguramente lo más importante, ¿se va a privatizar el puerto de Coquimbo? Todo parece indicar que sí, aunque por el momento no han aparecido los interesados.

DIRECTORIO CUESTIONADO

La dirección de la Empresa Portuaria de Coquimbo recae en su directorio compuesto por cuatro personas, tres de las cuales son designadas por el Presidente de la República. El cuarto integrante representa a los trabajadores de la empresa y es elegido directamente por el personal, por un período de tres años, pudiendo ser reelecto sólo una vez.

El presidente del directorio es Hugo Miranda Ramírez, militante del Partido Radical, ex embajador en México y ex senador; su vicepresidente es Manuel Farías Viguera, del Partido Socialista; sus directores son Jorge Godoy Saldías, independiente, aunque se le vincula una cercanía con la Democracia Cristiana, y el representante de los trabajadores es Mauricio García Uribe, también de corte independiente.

Este grupo ha sido fuertemente cuestionado en los últimos días por diversos actores sociales, entre los cuales destacó la voz del alcalde Pedro Velásquez, quien señaló que "el directorio ha sido ineficiente. Prácticamente viven en una burbuja. Por ello le estamos pidiendo al intendente y al Presidente de la República que hagan cambios y que pongan a gente con capacidad de gestión".

Una crítica que comparten los trabajadores, según lo relatado por el tesorero de la Federación Nacional de Trabajadores, Patricio Contreras. "El primer presidente terminó de intendente en la Tercera Región; el segundo, como gobernador provincial; el tercero estuvo sólo un tiempo y se fue a un puerto mayor. Son solamente cargos de paso".

El hecho de que sean políticos quienes estén a cargo de la dirección de esta empresa es visto como una plataforma para obtener protagonismos. De igual forma, se cuestiona fuertemente el hecho de que este directorio se reúna solamente una vez por mes y que los directores estén más interesados en sus proyectos personales que en el desarrollo del puerto de Coquimbo.

Tanto el aludido Hugo Miranda como el gerente de la empresa Miguel Zuvic, han señalado que el directorio tiene bastante experiencia y que ello lo demuestran las cifras del año pasado "donde el puerto de Coquimbo fue el que tuvo la mejor rentabilidad del país", según Zuvic.

POCO ATRACTIVO

El tema de si es un buen negocio o no, aún no está resuelto. Lo que si es un hecho es que la carga que registra es bastante pequeña, ya que concentra toda su actividad en lo que es la temporada de embarque, que va desde octubre a marzo, a lo que se ha sumado en el último tiempo los cruceros turísticos que lo hacen en similar período.

El resto del año decae y prácticamente no hay cargas o desembarques. Esto, por supuesto, lo convierte en un negocio poco atractivo para los inversionistas privados. Nadie que busque lucro va a gastar sus recursos en un puerto que sólo tiene actividad durante seis meses. A esto se suma la escasa actividad industrial de la región, por lo que casi no hay productos que exportar a través de navíos.

Un panorama complejo que hace que el anunciado traspaso a manos privadas no pase de ser un temor entre los trabajadores. Un miedo que por lo demás sería infundado, ya que se estima que cuando eso suceda será porque el puerto ha incrementado su actividad y, por lo mismo, va a necesitar más gente. Entonces, en vez de despedir a los 17 trabajadores actuales se requerirá contratar más personal.

En resumen, una situación donde nada está muy claro, porque mientras unos denuncian gestión deficiente y poco compromiso, los otros responden con cifras y balances. Lo único concreto es que el terminal marítimo tiene una actividad bastante menor y estacionaria, por lo que sólo un gran impulso, como la apertura todo el año del paso internacional Agua Negra, lo podría reactivar.

En tanto ello no ocurra se ve bastante lejana la temida privatización. Un traspaso a particulares necesario, ya que se sabe que la única fórmula para inyectar nuevos recursos a esta empresa y hacerla más atractiva es con dineros privados. En un momento se llegó a hablar de la construcción de un hotel y una marina para el puerto, lo cual es visto como una de las recetas para revitalizar a este elefante, que a pesar de lo pesado que es, aún tiene ganas de moverse y hacerse notar.

TENSAS RELACIONES

La aparición del alcalde Pedro Velásquez el día de la toma, más que una estrategia comunicacional propia de una campaña, se puede entender como una muestra más de unas relaciones con la empresa portuaria que no siempre han sido de las mejores. En la misma reunión y en una improvisada conferencia de prensa, en las afueras de las tomadas oficinas de la administración, el edil recordó un triste episodio entre ambas instituciones.

Según el jefe comunal, para construir la Recova Marina, el municipio necesitaba unas áreas verdes que pertenecen a la empresa portuaria. A pesar de haber sostenido reuniones con los ejecutivos de la Empresa Portuaria de Coquimbo, de todos modos no se llegó a acuerdo y según Velásquez, "eso le significó a la municipalidad, $400 millones extras en dicho proyecto".

Una situación que el presidente del directorio, Hugo Miranda refutó señalando que siempre estuvo -y que aún está- el ánimo de dialogar acerca de este tema. Además, no hay que olvidar que cuando comenzaba la temporada de embarque, el municipio decretó la prohibición de estacionar camiones en las cercanías del puerto, lo que se pensó podría perjudicar la actividad portuaria y que también se interpretó como una muestra más de que las relaciones no eran de las mejores.
 
Fuente: El Día de La Serena