Juan Antonio Alvarez emerge en el grupo Claro

Ricardo Claro tiene dos brazos derechos. Uno es el ingeniero comercial Baltazar Sánchez; el otro, menos conocido, es el abogado Juan Antonio Alvarez. Pero el 1 de marzo Alvarez, de 40 años, definitivamente emergerá a la luz pública como la pieza clave que es dentro del estrecho círculo del poderoso empresario: ese día asumirá la gerencia general de la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV).

Alvarez no es nuevo en la CSAV, o Vapores, como es conocida en la Bolsa. Era el segundo de a bordo después del renunciado gerente general, Ricardo de Tezanos Pinto. Varios se sorprendieron en el grupo cuando llegó a la subgerencia, pues siendo uno de los asesores más estrechos de Claro, ese sitial parecía una pérdida de estatus. Ahora se cree que fue una forma de prepararlo para asumir la máxima responsabilidad en Vapores, firma que en Bolsa vale US$ 1.700 millones.

Antes tuvo un primer asomo a los cargos de primera línea dentro de las empresas del grupo. En mayo de 1999 Ernesto Corona dejó la dirección ejecutiva de Megavisión y Alvarez, que era parte del directorio, asumió el puesto en forma interina.

"En las semanas que estuvo al frente del canal manejó bien las circunstancias. En ese momento estaba todo muy ordenado y no debió tomar grandes decisiones, lo de él fue más una transición entre un director ejecutivo y otro", explica Bartolomé Dezerega, que por ese entonces asesoraba al directorio.

Old Georgians

Alvarez y Claro se conocieron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile como alumno y profesor. Algo debe haber visto Claro en el futuro abogado, porque lo convirtió en su ayudante, y una vez egresado lo llevó a trabajar con él como su asistente. Quizás fue el hecho de que comparten valores como un profundo catolicismo, o que el ejecutivo, igual que su mentor, egresó del colegio Saint George. Algo que retrata la confianza depositada en Alvarez es el hecho de que tenía el manejo de todos los asuntos legales de Claro. Era su apoderado y eso incluía un "poder de firma" sobre sus documentos personales.

El ejecutivo entró originalmente a Ingeniería Civil en la Universidad Católica. Sin embargo, sólo duró un año y al cabo se convirtió en abogado de la Chile. Ejerció con éxito la profesión en los dos bufetes más grandes del país, Carey y Cía. y Claro y Cía. Su especialidad siempre fue el derecho comercial, especialidad que profundizó con un MBA cursado en la UC.

En el ambiente legal afirman que "tiene una cabeza jurídica de primer nivel", según un consultado. Ejemplo de ello es su memoria de título, "Dumping y competencia desleal internacional", con la que obtuvo un 7 junto a su compañero de curso Claudio Lizana, hoy uno de los socios de Carey. Una vez pulida y corregida, fue publicada por la Editorial Jurídica y actualmente algunos profesores de Derecho la usan como texto de estudio.

Su labia también quedó en evidencia cuando, en medio de la vorágine de la operación Chispas, hubo un encuentro de numerosos empresarios, ejecutivos y abogados con José Yuraszeck, a la sazón gerente general de Endesa y vocero de los accionistas de la serie B, que vendían el control de la eléctrica a los españoles de Endesa España. Alvarez asistió y cuestionó la ética de la negociación. "Los accionistas (de la serie) A no tenían ni el mismo poder negociador ni similar información, aspectos clave en cualquier operación de este tipo. Ustedes estaban enfrentados a un conflicto de interés importante y el punto está en cómo se resuelve esto", encaró en la ocasión, reportó la prensa económica.

Como ejecutivo es estudioso e incisivo. "Si la respuesta no era buena, lo hacía notar. Es un hombre de mano dura que trata con guante de seda: siempre mantenía su talante amable", cuenta Dezerega.

Veraneo en La Serena

Fuera de su ascendente trayectoria profesional, Juan Antonio Alvarez hace poco ruido. Proviene de una familia de clase media y lo que ha conseguido "se debe a su lucidez mental, no por ser el hijo de alguien", dice un cercano.

Lo describen como afable, llano, discreto. Y sobrio. Está casado con Constanza Said, la hija mayor de una de las mayores fortunas de Chile, José Said. Pese a ello, es una pareja normal que no hace ostentación: vive en una buena casa de La Dehesa que no llama la atención comparada con otras de la cuadra.

"Son bastante austeros, conservadores. Juan Antonio no es el alma de las fiestas, pero es súper agradable", afirma una amiga.

Aparte de jurista y ejecutivo, Alvarez tiene una veta empresarial en el sector inmobiliario, donde comparte intereses con sus hermanos. Pero su rol es pasivo, igual que el de Ignacio (casado a su vez con Isabel, otra de las hijas de Said), quien sigue una carrera ejecutiva en Cuprum. Otro hermano, José Manuel, tiene la responsabilidad de administrarlos.

El "delfín" que se fue a probar a Copec

Hasta ahora ha sido Baltazar Sánchez quien ha sido llamado "el delfín". Un cercano a Claro explica que Sánchez vendría a ser el hombre de las finanzas y Alvarez el especialista de la parte jurídica.

O, planteado de otro modo, el primero es el operador en Cristalerías, un holding con chimenea (porque la empresa, además de cabeza de grupo, fabrica envases) del que se desprenden la Viña Santa Rita, Elecmetal, Mega, Diario Financiero y Metrópolis Intercom, entre otras. Y Alvarez, entretanto, tendrá el timón de la más grande compañía de transporte marítimo de Latinoamérica y una de las mayores del mundo, con filiales en Brasil, Uruguay, Perú y China. Es dueña también de la agencia de servicios portuarios y logística SAAM y bajo su tutela están los terminales concesionados de Arica, Antofagasta, San Antonio y San Vicente.

Sánchez, ingeniero comercial de la UC, llegó a fines de los 70 al grupo y se convirtió en uno de los favoritos de Claro. Pero como su padre había sido amigo del empresario, en 1985 el ejecutivo se alejó de la gerencia general de Viña Santa Rita para probar sus capacidades y que su ascenso no se debía únicamente a su cercanía con Claro. Recaló en Copec y al alero de Anacleto Angelini llegó a ser el gerente general de este conglomerado. A él se debe la modernización que experimentaron las estaciones de servicio y la introducción de los minimarket.

Cinco años más tarde el propio Claro lo llamó de vuelta, y se convirtió en el segundo hombre del grupo, aquel que está presente en todos los directorios de las empresas más importantes.
 
Fuente: La Tercera